Día Nacional de Concienciación sobre el TEPT – Parte II
julio 10 2017
Probar el daño y establecer su valor: aspectos jurídicos de un caso de TEPT
Esta es la segunda parte de una serie de dos artículos sobre los aspectos médicos y jurídicos de los casos de TEPT.
Para leer la primera parte, haz clic aquí.
La pérdida de una familia, el trauma de otro hombre
El 8 de junio de 2004, Tommy Jarrett, camionero profesional de Ohio, subió a su camión, entró en una carretera estatal y condujo hacia el oeste.
A pocos kilómetros, por la misma carretera pero en dirección contraria, en un Pontiac Grand Prix verde, iban Michael Jones, su esposa Amanda y sus dos hijas, Hannah y Makayla.
Al principio el día era cálido y soleado, pero cuando los dos carros estaban cada vez más cerca el uno del otro, empezó un chaparrón repentino.
Michael Jones perdió el control de su carro y el Pontiac verde se desvió por la mediana hacia el otro lado de la autopista.
Allí chocó contra el camión de Tommy Jarrett que venía en sentido contrario.
Michael, Amanda y Hannah sobrevivieron, pero la pequeña Makayla no.
La familia sufrió una pérdida inimaginable y padeció un terrible dolor emocional.
Con el tiempo, sin embargo, empezaron a recuperarse.
Tommy Jarrett, por su parte, no sufrió daños físicos en el accidente, pero en los meses siguientes también tuvo que enfrentarse a las secuelas emocionales del accidente.
Aunque el accidente no fue culpa suya, se vio acosado por sentimientos de culpa, pensamientos y recuerdos intrusivos y un fuerte dolor psicológico que le incapacitaba para trabajar e incluso para relacionarse normalmente con sus amigos y familiares.
Al cabo de nueve meses, Jarrett decidió acudir a un médico que le explicó que padecía un caso de trastorno de estrés postraumático causado por el accidente.
Anatomía de una demanda por daños personales por TEPT
Como demuestra la historia anterior, y como se explicó en el artículo anterior de la serie, el TEPT es un trastorno complejo que puede afectar a cualquier persona que haya sufrido un acontecimiento traumático, aunque no haya sufrido ningún daño físico evidente ni ninguna pérdida emocional.
Esta complejidad es la razón por la que una reclamación por daños y perjuicios relacionada con lesiones probablemente recibirá más escrutinio del habitual.
Dado que normalmente se considera que los entresijos de cualquier afección médica complicada, como el TEPT, están «más allá de la comprensión de un jurado medio«, se solicitará el testimonio de un perito si una demanda por daños personales por TEPT llega a un tribunal.
Un perito debe estar cualificado para diagnosticar el TEPT y su función consiste en explicar al jurado los signos y síntomas del trastorno de estrés postraumático, o dicho de otro modo, cuál es su causa y cómo se diagnostica.
A continuación, se puede presentar al perito el testimonio de un testigo de hecho, por ejemplo, una persona que relate el suceso traumático que experimentó el demandante y el efecto que tuvo en su vida y su comportamiento.
Se puede pedir al perito que opine si las pruebas y testimonios que se le han presentado sugieren que el demandante padece TEPT.
Un perito puede actuar al mismo tiempo como testigo de los hechos si, por ejemplo, es el terapeuta del demandante.
Sin embargo, es de esperar que el demandado contrate a su propio perito para que presente un testimonio contradictorio y refute la alegación del demandante.
En muchos casos, el veredicto final se dejará en manos del jurado, aunque esto puede depender de las circunstancias del caso y de las leyes estatales.
Demostrar que el demandante padece, de hecho, TEPT es sólo una parte de la demanda: la otra está relacionada con la determinación del valor de la indemnización.
Aquí entran en juego varios factores.
El primero se refiere a la gravedad de la lesión o, en otras palabras, a la magnitud del daño psicológico sufrido y a lo drásticamente que ha afectado a la vida del demandante.
El segundo factor se refiere a lo que se denomina daños especiales, es decir, las pérdidas económicas debidas a facturas médicas, salarios que ya se han perdido o que se perderán por la futura incapacidad laboral.
El valor final de la indemnización se ajustará a la cuantía de la póliza de seguro de la parte culpable, y también puede incluir una indemnización por dolor y sufrimiento, así como daños punitivos (si el demandado mostró una imprudente indiferencia por la seguridad, o intención de causar daño).
En el caso mencionado al principio, se estableció que el accidente fue consecuencia de la negligencia de Michael Jones, el padre de la niña que murió en el accidente.
Tommy Jarrett, el camionero, decidió demandar a los Jones por el trauma sufrido y exigió una indemnización por las pérdidas económicas que le ocasionó su incapacidad para trabajar durante el periodo de 9 meses.
Llegó a un acuerdo por 50.000 dólares, la mitad de los cuales se utilizaron para cubrir los honorarios de los abogados.
Al principio, la madre de Makayla Jones, Amanda Thornsberry, estaba muy disgustada por la demanda, pero tras conocer los detalles del trauma emocional que había sufrido Jones, se mostró más comprensiva.
Los daños fueron cubiertos por su seguro.
Esta historia es un testimonio de lo complejos que pueden ser los casos de TEPT, tanto desde un punto de vista emocional como legal. Sin embargo, también demuestra lo vital que es buscar ayuda profesional para que las cicatrices emocionales cicatricen adecuadamente, de modo que todas las partes implicadas puedan volver a llevar una vida sana y productiva.